Tras el nacimiento de la espeleología en Francia a finales del s. XIX, el nuevo deporte-ciencia también empieza a difundirse por España.
Aunque la primera exploración documentada de una gran sima en España sea posiblemente el descenso de los 120 metros de la Sima de Cabra (Córdoba) en 1685 por parte de Francisco Muñoz Romero con el objeto de rescatar una persona que había sido arrojada a la misma.
Posteriormente, sobre todo a partir de 1800, empiezan a realizarse las primeras topografías de diferentes cavidades por todo el territorio español, dando lugar, en el año 1896, al primer catálogo espeleológico español con la publicación en Madrid por el ingeniero de minas Don Gabriel Ramón Manuel Puig y Larraz de “Catálogo geográfico y geológico de las cavidades naturales y minas primordiales de España”.
El propio Puig y Larraz traduciría en 1898 el libro de E.A. Martel, considerado el padre de la espeleología moderna, “Exploraciones Subterráneas en Baleares y Cataluña”.
Aunque el gran precursor de la espeleología en España sería el cura y geólogo Norbert Font i Sagué. Font i Sagué, empezó a practicar y difundir la espeleología cuando quedó fascinado por este nuevo deporte-ciencia tras acompañar a E.A. Martel durante su visita a Cataluña en 1896. En 1897, tan solo un año después de conocer a Martel, Font i Sagué publica el primer Catálogo Espeleológico de Cataluña, donde registra 333 cavidades.
En honor a tan notable hombre para la difusión de la espeleología en Cataluña, en particular, y España, en general, la Federació Catalana d’Espeleologia otorga todos los años los premios “Font i Sagué” a los mejores trabajos realizados por grupos espeleológicos catalanes.
A partir de entonces, poco a poco la espeleología empieza a penetrar en los círculos de científicos y clubs de montaña. Durante esa época destacaron hombres como Marià Faura i Sans, discípulo de Font i Sagué, Rafael Amat i Carreras, o Francesc Español Coll, quienes con sus estudios y exploraciones fueron expandiendo el conocimiento que escondían las cavidades.
Pero es a partir de mediados del S. XX, con la evolución y mejora del material necesario para practicar espeleología, mucho más liviano, seguro y sobretodo, más accesible a un mayor público, cuando empieza a popularizase y surgen multitud de clubs por todo el territorio español.
Esta popularización hizo que en 1954 se creara la Comisión Técnica de Exploraciones Subterráneas que daría lugar a la Comisión nacional de Exploraciones Subterráneas por tal de coordinar a todos los grupos que iban surgiendo.
Además, el aumento de espeleólogos con una motivación más deportiva, hizo que la actividad se encuadrara dentro de la Federación Española de Montaña en 1967, con el Comité Nacional de Espeleología.
Tras varios intentos, en 1979 se constituyó la Sección Nacional de Espeleología, dejando de depender de la Federación Española de Montaña, proceso que culminaría con la aprobación de los estatutos de la nueva Federación Española de Espeleología (FEE) en 1983.
30 años después, la crisis económica vívida en España junto a una mala gestión provocó una grave situación económica que desembocó el concurso de acreedores de la federación, finalmente, en abril de 2015 un juez ordenó la liquidación de la misma. Meses antes esta misma situación provocó disputas con diferentes federaciones territoriales , dando lugar a la creación en 2014 de la Confederación de Espeleología y Cañones, confederación que agrupa a 11 de las 15 federaciones autonómicas existentes en el territorio español.